Monday, August 3, 2009

Un poco tarde.


La nota ha llegado tarde a nuestra organización, entre asambleas ciudadanas y reuniones asesorando partidos políticos de avanzada en varios países de América Latina. Lo que podemos comentar es la fina sabiduría, la hábil inteligencia del presidente del país del norte (ningún asesor habrá podido imaginar tan sofisticada estrategia). Los hechos son de sobra conocidos. El bochornoso incidente que nosotros consideramos motivado racialmente, no nos queda ninguna duda. Y que se busca enfriar con una cerveza fría al final del día, luego de aclarada la confusión, "para escucharnos, para aprender algo de todo esto" son palabras más o menos, las del jefe del imperio. Lo más relevante de la historia sería saber que bebió cada quien: El doctor Henry Louis Gates Jr., académico de la Universidad de Harvard, una Sam Adams Light. El oficial de la policía de Cambridge Sargento James Crowley, una Blue Moon. Míster Biden, tomó una bebida no alcohólica (gajes del oficio, quizá) una Bucklers. Y el jefe del Imperio del Norte, se decidió por una Bud Light.
Bud Light, símbolo, uno de tantos, del capitalismo voraz norteamericano. A la altura de los restaurantes de hamburguesas, de los pantalones vaqueros y de las zapatillas deportivas. No tan al nivel de aquellas aguas negras del imperialismo, pero sí una remembranza de ese capitalismo norteamericano que avanza sin descanso por nuestro mundo. La semiótica no se olvida. Bud Light. ¡Ja! ¡A mí que me den una Corona mexicana, una Molson canadiense, una Polar Solera y una Zulia venezolanas!
¡Alto al Imperialismo Norteamericano!

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