Yo no tengo palabras. A veces pasa. Es una limitante que nos pasa a todos alguna vez, lo supongo.
No tengo que decir. Me quedo con los textos de Marco A. Gándasegui hijo, de Jorge Mafjud, el espléndido escrito de Eduardo Galeano que leí en el blog del camarada José Luis. Yo no tengo palabras. Me quedo con el recuerdo de las injusticias, la condición humana. Me quedo con las imágenes de CNN. Con la deuda impagable -esa sí- de las potencias para con sus antiguas colonias. Me quedo sin palabras, con el recuerdo la letra H, la letra muda, letra de Humanidad, de Holocausto, de Hambre, de Hijos, Hijas, Historia, historias, con ese magnífico artículo de Gustavo Duch que comienza:
Le tocó a este país iniciarse con la letra muda, la letra que no se oye pero que está. Con la hache de país herido por los cuatro costados. De tierras, viviendas y naturaleza hundida. De huesos esparcidos entre amasijos de hierros y cascotes. «Caravanas de cuerpos abatidos. / Todo vendajes, penas y pañuelos: / todo camillas donde a los heridos / se les quiebran las fuerzas y los vuelos».
Después de eso, mis palabras salen sobrando. Solidaridad, apoyo y trabajo con nuestros Hermanos, con H mayúscula.
La izquierda del fascismo
2 months ago
1 comment:
Mas que las palabras, lo importante son los actos. Y tu creo que eres activo y solidario. De todos, modos, esperamos que, cuando vuelva la inspiracion, nos sigas contando lo que piensas y lo que ves, y sobre todo lo que sientes.
Salud
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