La señora Gloria Estefan, cantante y actriz norteamericana, convocó el pasado 25 de marzo a una marcha, convocada con días de anticipación y respaldada dócilmente por el comisionado de Miami, Míster José Díaz. Fiel a su ocupación histriónica, Lady Estefan montó un gran show al mejor estilo de las televisoras latinas: vestimenta blanca, flores, lentes oscuros de diseñador. El color de la ropa y la ocasión para brindar un nuevo espectáculo lo dictó el grupo proyanqui, provocador y anticubano autodenominado "Las Damas de Blanco", que el 17 de marzo intentaron manifestarse en contra del pueblo de Cuba, y fue el mismo pueblo que, ofendido y harto de la injerencia del imperio del norte contra un pequeño gran país que busca su autodeterminación y su propio futuro, impidió esos actos revoltosos y provocadores. Fue gracias a las fuerzas de seguridad cubana que ese grupo radical y antirrevolucionario fue salvado de la justificada ira del pueblo. La señora Gloria Estefan mostró lágrimas y dio un breve y bien estudiado discurso (escrito quizá por un dramaturgo de telenovela colombiana que tanto gustan allá en Miami). Ésas, las lágrimas de Lady Estefan, fueron las lágrimas de los anticubanos que lloran la derrota de Bahía de Cochinos en 1961, ellos que armados hasta los dientes, con aviones artillados y los mejores fusiles yanquis, fueron derrotados por el glorioso ejército revolucionario y popular cubano. Fueron las lágrimas de Gloria Estefan, para llorar a los terroristas que una y otra vez atentan contra un pueblo con carencias, pero con sueños y trabajo y esfuerzo y unidad revolucionaria.
No son las lágrimas del embargo cubano, ni las lágrimas por los 73 asesinados por el terrorista Posada Carriles, ni por el injusto embargo económico que no ha hecho nada, más que fortalecer a la Revolución Cubana. Son las lágrimas de Lady Estefan, lágrimas artificiales, de telenovela, de show cómico de los Hispanic Channels de la televisión. Ésa es Miami, la casa de Batista, de Somoza, de Carlos Andrés Pérez, del Padre Alberto, de Carlos Saúl Menem y Cecilia, casa de descanso, de lujo y refugio de los "latinoamericanos bonitos". Caramba.
Managua, Nicaragua.
Camarada Benigno.
Presidente de la Coordinadora Bolivariana de Participación y Renovación Social.
1 comment:
Si, las lagrimas de los terroristas son doblemente indignantes: son artificiales y lloran por los asesinos, y no por las victimas, el pueblo cubano.
Viva la Revolucion del pueblo cubano!
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