Thursday, August 19, 2010

Edelmiro.



Fue alcalde de un pequeño poblado al norte de México llamado Santiago. El domingo por la noche, alrededor de siete camionetas de gran lujo, con grandes emblemas de la PGR (Procuraduría General de la República de México) llegaron a su residencia, acompañados por policías de la ciudad que gobernó. Los hombres que bajaron de las furgonetas, vestían uniformes negros y emblemas de la policía nacional. Le dijeron al Alcalde "Acompáñenos". Usted está siendo investigado. Necesitamos su cooperación. Le pedimos que dialoguemos en las oficinas de la policía de la ciudad. No desconfíe de nosotros, mire, nos escoltan los policías del pueblo. Dos días después Edelmiro, apareció maniatado, encapuchado y con varios disparos en el cuerpo, muerto.
No es un cuento del absurdo. Esto ocurrió en un pequeño pueblo del norte de México, llamado Santiago. Los policías del pueblo, traidores, tal vez no aparecen. Los falsos policías nacionales, se esfumaron. Nadie les vio entre las sombras de la noche del domingo.Es que estas cosas que pasan en México son tan infames, y tan absurdas, que hay que recurrir a la semiótica, evadirnos con decir que se trata de rituales aztecas que están apaciguando a los dioses ante la llegada del bicentenario de los pueblos precolombinos. No entendemos tanta violencia, desatada, desenfrenada por esos crueles cárteles de la droga que va a dar al país yanqui, armados con rifles yanquis, corrompidos con dólares yanquis. No entendemos nada aquí.

Y recordamos que alguien dijo, no hace mucho tiempo, que si el maestro Franz Kafka, fuera un escritor costumbrista, con toda seguridad sería mexicano.

Camarada Tahania.
Activista y observadora latinoamericana radicada en
Ciudad de Sonora, México.

1 comment:

JL F said...

Parece que Mexico es cada dia mas el pais sin ley (bueno, con la ley para proteger a los mafiosos y ricachones, como en todo el mundo pero mucho mas evidente).